Un abono complejo es aquel abono que tiene más de uno de los 3 elementos principales en la agricultura y que ya hemos mencionado alguna que otra vez: nitrógeno, fósforo y potasio. Los conocidos NPK.

Por tanto, puede tener o bien 2 o bien 3.  Es algo distinto a los abonos binarios, aquellos en los que se mezclan dos abonos simples para aportar al suelo, con la consiguiente reducción de esfuerzo en su aplicación. Por ejemplo, en este caso podríamos tener el sulfato amónico, los superfosfatos, el nitrato amónico, el sulfato de potasa, etc.

El proceso de fabricación de abonos complejos consiste en hacer reaccionar químicamente las distintas materias primas que los componen y posteriormente, la papilla resultante se granula, seca, clasifica y acondiciona. Con ello se garantiza que cada gránulo del complejo tiene exactamente el mismo contenido de N, P y K, siendo ésta la principal diferencia con los abonos de mezcla o blending, en los que cada gránulo contiene sólo uno, o como máximo, dos nutrientes.

El nitrógeno contenido en estos abonos se puede presentar en forma nítrica, amoniacal o ureica, dependiendo de las materias primas utilizadas en su fabricación.

El fósforo se obtiene atacando totalmente la roca fosfórica pulverizada con ácidos fuertes o bien, utilizando directamente fosfato monoamónico. De esta manera se consigue que todo el fósforo que se incorpora al suelo sea soluble en agua y en citrato amónico neutro, es decir, completamente asimilable por los cultivos.

Existen productos que incorporan fosfato parcialmente solubilizado, es decir, contienen una proporción de roca fosfórica sin atacar. La calidad de estos productos, en cuanto al aprovechamiento agronómico del fósforo que contienen, es muy inferior al de los obtenidos por las vías indicadas anteriormente. En ellos, el fósforo de la roca fosfórica sin atacar se encuentra presente en forma soluble únicamente en ácidos minerales, en mayor o menor medida según la fracción de roca fosfórica sin atacar que incorporan. Este fósforo tiene un escaso valor agronómico tanto a corto como a medio plazo, ya que no es asimilable por las plantas, sobre todo en suelos calizos. Sólo en terrenos muy ácidos, la planta podría absorberlo despues de algunos años.

El potasio, que es siempre soluble en agua, puede proceder del cloruro o del sulfato potásico. Se emplea sulfato en suelos con problemas de salinidad o con cultivos sensibles al cloruro. La aplicación de potasa en forma de cloruro es  apropiada para todos los suelos, con la única excepción de los suelos con salinidad elevada. En los suelos calizos, es altamente recomendable el uso de cloruro potásico.

Los abonos complejos se aplican en sementera o fondo, distribuyéndolos homogéneamente. Se aconseja su enterramiento a cierta profundidad para localizar los nutrientes cerca de las raíces y facilitar así la absorción, en especial del fósforo y del potasio.

Las dosis de abonado recomendadas dependerán del contenido en nutrientes de cada fórmula, es decir, de las concentraciones de nitrógeno, fósforo y potasio y del equilibrio, que es la proporción en la que se encuentran los tres elementos nutritivos. Así, en el 10-20-10, la concentración en nutrientes totales es 40 y el equilibrio entre nutrientes es 1.2.1.

En el mercado existen numerosas fórmulas de abonos complejos NPK con gran variedad de su composición y sus diferentes formas químicas de los nutrientes que contienen.

En cuanto a los fertilizantes binarios, los que más se consumen en España para su utilización en el abonado convencional, son el Fosfato Diamónico (DAP) y el Fosfato Monoamónico (MAP). Ambos, por sus especiales características químicas, son muy adecuados para su aplicación en fondo, y pueden ser base para la fabricación de abonos ternarios de mezcla. También, son muy utilizados, como materia prima, para la fabricación de abonos complejos NPK.

Dentro de los fertilizantes binarios, es muy utilizado el nitrato potásico 13-0-46, que se emplea básicamente en fertirrigación y que también se aplica por vía foliar.

Los abonos de mezcla o blending son mezclas físicas de distintas materias primas, sin reacción química, pero que contienen, al igual que los abonos complejos, dos o tres nutrientes principales en su composición. Se trata de una mezcla de sustancias heterogéneas en cuanto a sus características físicas y químicas.   

Los abonos complejos presentan, frente a las mezclas, las siguientes ventajas:
Cada gránulo contiene los tres nutrientes, lo que facilita un mayor aprovechamiento por la planta.
Son químicamente estables y presentan menor higroscopicidad.
Son más resistentes a la abrasión y a la formación de polvo.
La granulometría es uniforme, lo que mejora la distribución.
Evitan la segregación de los componentes durante el transporte, almacenamiento, etc.

Por el contrario, los abonos de mezcla suelen tener un menor coste por unidad de nutriente, y facilitan la elaboración de fórmulas específicas.

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