Los fertilizantes de liberación lenta o controlada suministran los nutrientes a la planta de forma eficaz, controlada y prolongada en el tiempo. Esto permite reducir el número de aplicaciones y de unidades fertilizantes a aportar, posibilitando así una fertilización nitrogenada mucho más eficaz.

Se mantienen niveles adecuados de nitrógeno en el suelo durante todo el ciclo de desarrollo de la planta, se minimizan las pérdidas y se evita el exceso o defecto que caracteriza a otras formas de aplicación más tradicionales. A todo esto hay que añadir la reducción en cuanto a necesidad de mano de obra y uso de maquinaria, ya que el número de aplicaciones es menor, y también la cantidad de fertilizante empleada.

a) Urea recubierta de azufre. Se consigue rociando azufre molido sobre granos de urea sobrecalentados, por lo que queda como un fertilizante encapsulado. Posteriormente, con una capa de cera, se sella para eliminar posibles imperfecciones y orificios que se originen en la cubierta de azufre. Resulta común la aparición de gránulos con agujeros sin sellar, por lo que la característica de liberación lenta puede perderse. Hasta que el resto de los gránulos empiecen a liberar el nitrógeno tras la liberación inicial, comienza una etapa en la que se reduce de forma significativa la disponibilidad de este nutriente. Una vez que las bacterias del suelo oxidan la capa de azufre de los gránulos sin imperfecciones, el proceso de liberación inicia. La oxidación de estas bacterias se ve favorecida por factores que van a influir en la liberación del nitrógeno y por consiguiente en la longevidad del producto como son un pH neutro, la temperatura, la humedad del suelo y el alto contenido en materia orgánica.

b) Metilen-urea / urea formaldehído. Este tipo de fertilizantes son resultado de la reacción de la urea con formaldehído, dando lugar a mezclas de urea y cadenas de polímeros de diferentes longitudes, según las condiciones de la reacción y de la proporción existente entre la urea y el formaldehído. Al romperse estas cadenas por la acción de los microorganismos del suelo, surge la liberación del nitrógeno. La velocidad de liberación aumenta cuanto menor sea la longitud de las cadenas.

c) Inhibidores de la nitrificación. Estos compuestos químicos retrasan la actividad de las Nitrosomonas, que son las bacterias responsables de la transformación del amonio en nitrito. Este proceso es la etapa previa a su transformación en nitratos por la acción de las bacterias, siendo los nitratos la forma en la que se producen las principales pérdidas del nitrógeno aplicado en la fertilización por su facilidad de lavado. Desde ese momento, el nitrógeno amónico que contenga el fertilizante aportado seguirá estando disponible para la planta. En función del tipo de suelo, variará el tiempo que se mantiene el nitrógeno en forma amoniacal.

d) Cubiertas a base de polímeros biodegradables. Este tipo de fertilizantes se denominan encapsulados, ya que los nutrientes están recubiertos por capas de polímero biodegradable. Esta característica permite su liberación de forma controlada en función únicamente de la temperatura del suelo (a mayor temperatura, mayor liberación) lo que coincide con el aumento de las necesidades de las plantas. Este método es el único que permite controlar la liberación de cualquier nutriente, al ser susceptibles todos ellos de ser encapsulados. Debido a que los nutrientes se encuentran encapsulados y no existen problemas por el exceso de alguno de los elementos, pueden aplicarse de forma localizada cerca del sistema radicular. Una vez aplicado, el fertilizante de liberación controlada absorbe la humedad y disuelve los nutrientes del interior pero sin liberarlos. El ritmo de liberación inicia de forma lenta y precisa la liberación de nutrientes a la zona radicular y está regulado únicamente por la temperatura del suelo.

Ventajas de los fertilizantes de liberación lenta

Evitan deficiencias o excesos de nutrientes, ya que hay una disponibilidad óptima de nutrientes a través de todo el ciclo
Al no tener que fraccionar las aplicaciones, se produce un ahorro en mano de obra
Se reducen las pérdidas de nutrientes por lavado al ir liberándolos poco a poco
Mejoran la eficiencia de los cultivos en el uso de nutrientes
Se aplican dosis más precisas, evitando la acumulación de sales y la contaminación de las aguas subterráneas