NTR GUADALAJARA.
La destrucción ambiental propiciada por la sustitución de bosque por huertas de aguacate, fenómeno al alza en el sur de Jalisco y que ha traído destrucción de diversidad biológica, pérdida de suelos fértiles, sobreexplotación de agua de comunidades rurales y desastres como el alud del 2 de junio en San Gabriel, empezará a ser un factor de discusión en contra por parte de los introductores del fruto domesticado en Mesoamérica en los tiempos precolombinos hacia el mercado europeo, altamente sensible a esos efectos.
Fuentes ligadas a la comercialización en Jalisco aseguran a El Diario NTR Guadalajara que hay argumentos que se harán pesar sobre todo por el problema de pérdida de sumideros de carbono. Investigaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) arrojan datos preocupantes: un huerto de aguacate captura menos de la cuarta parte de carbono que un bosque de Pinus douglasiana. El aguacate deja muchas divisas, pero no es una respuesta al desafío del cambio climático (ver Impactos ambientales y socioeconómicos del cambio de uso del suelo forestal a huertos de aguacate en Michoacán, documento de Inifap).
Esta temática es recurrente en productos agrícolas de exportación. El reproche a los productores mexicanos es tanto por sus impactos ambientales no internalizados, caso del aguacate, como el dumping laboral: el empleo de mano de obra barata de indígenas del sureste y de Centroamérica en cultivos de hortalizas, especialmente el jitomate.
PROBLEMÁTICA MAYOR
Esto tiene que ver con el espíritu de los tratados comerciales firmados por el país en las últimas décadas.
“La protección al medio ambiente tiene un carácter multidisciplinar, lo que motiva que sean diversos los ordenamientos jurídicos de protección al mismo, tanto en el ámbito del derecho público como del derecho privado. Desde luego, el derecho comercial internacional refleja esta preocupación por la protección medioambiental y de ahí el surgimiento de conceptos, todavía en discusión y formación conceptual, como el denominado ‘dumping ecológico’ o ‘eco dumping’ (…) en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte existe la preocupación de que las disposiciones relativas a inversión, dentro del tratado se conviertan en ‘armas estratégicas’ para aquellas empresas que busquen evadir las disposiciones ambientales locales”, señala Óscar Cruz Barney, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cita disposiciones del TLC, firmado en 1993, entre Estados Unidos, Canadá y México: “el capítulo 11, en su artículo 1114, establece en materia de medidas relativas al medio ambiente: 1. Nada de lo dispuesto en este capítulo se interpretará como impedimento para que una parte adopte, mantenga o ponga en ejecución cualquier medida, por lo demás compatible con este capítulo, que se considere apropiada para asegurar que las inversiones en su territorio se efectúen tomando en cuenta inquietudes en materia ambiental. 2. Las partes reconocen que es inadecuado alentar la inversión por medio de un relajamiento de las medidas internas aplicables a salud o seguridad o relativas a medio ambiente. En consecuencia, ninguna parte debería renunciar o derogar dichas medidas como medio para inducir el establecimiento, la adquisición, la expansión o conservación de la inversión de un inversionista en su territorio. Si una parte estima que otra parte ha alentado una inversión de tal manera, podrá solicitar consultas con esa otra parte, y ambas consultarán con el fin de evitar incentivos de esa índole”
El dumping ecológico “tendría lugar cuando los costos de operación resultado de la regulación ambiental se asumen en distinto grado en el interior de dos economías que comercian entre sí. El país con una regulación más permisiva contará con una ventaja en los costes que trasladará a los precios. El argumento del dumping ecológico reside en que esa diferencia de precios es desleal y distorsiona el comercio”, tal como han reclamado respecto a Michoacán los productores de aguacate de California, pues Jalisco no exporta aún a Estados Unidos (ver texto completo en https://www.ejournal.unam.mx/bmd/bolmex121/BMD000012102.pdf).
Las consecuencias
La producción ilegal de aguacate, aquella que sustituye bosques, acarrea los siguientes problemas
- Destrucción de diversidad biológica
- Pérdida de suelos fértiles
- Sobreexplotación de agua de comunidades rurales
- Desastres
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