Las plantas; además de agua, luz, nutrientes y dióxido de carbono necesitan hormonas o reguladores del crecimiento. Existe discrepancia científica en cuanto a estos términos, algunos autores se refieren a ellos como sinónimos, y algunos otros los definen como términos diferentes, de esta manera el término de hormonas es entendido como sigue: son sustancias orgánicas cuya función la ejercen en un lugar diferente al que fueron sintetizadas y que se encuentran en concentraciones relativamente bajas. Mientras que los reguladores de crecimiento se definen como sustancias sintéticas que pueden ser o no homólogas a las hormonas y que cumplen funciones parecidas a éstas.
En cuanto a reguladores de crecimiento se refiere, hasta el momento se han clasificado en cinco grupos: auxinas, citocininas, etileno, ácido abscísico y giberelinas.
Las auxinas provocan el alargamiento del vástago y las citocininas promueven la división celular; por lo que alterando las concentraciones relativas de auxinas y citocininas es posible cambiar los patrones de crecimiento de un tejido vegetal indiferenciado.
El etileno es producido en los frutos y es responsable de la abscisión de las hojas. El ácido abscísico determina el crecimiento y puede estar involucrado en la dormancia de las yemas. Por último las giberelinas estimulan el alargamiento del vástago, inducen el repentino crecimiento y floración de muchas plantas y también están implicadas en el crecimiento del embrión y de la plántula.
De manera general puede argumentarse que los reguladores de crecimiento producidos en una planta pueden tener efecto en otra por lo que se puede asegurar que no son específicos. De igual manera, de la cantidad total de reguladores de crecimiento producida en una planta no toda es activa, solo una pequeña parte lo es, mientras que el resto se encuentra fija o permanece en forma de precursores. La concentración de los mismos está regulada por un mecanismo interno, controlándose de esta manera el funcionamiento vegetal.
La concentración de muchos reguladores de crecimiento es crítica, en cantidades pequeñas son efectivos como estimuladores del crecimiento, mientras que en concentraciones mayores tienen un efecto contrario, es decir lo inhiben. Participan en muchas respuestas de las plantas, de las cuales la respuesta fototrópica es solo un ejemplo. Es tal la importancia que presentan estas sustancias, que la formación de tejidos y órganos depende de la presencia e interacción entre ellas. Los argumentos antes mencionados sirven como justificante para el entendimiento de las funciones que desempeñan los reguladores de crecimiento vegetal además de la época y dosis adecuada de aplicación, para lograr de esta manera un mejor control sobre algunos de los factores que inciden directamente sobre productividad agrícola.
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